12 años ya, ¿Quién lo diría? Yo dejé de verte cuando tenías apenas 9, y te aseguro mi pequeño que ni un solo día desde entonces he dejado de pensar en ti cada día.
Hay días que te extraño más y días que te extraño menos, pero te aseguro mi niño que esos días en los que te echo más de menos son eternos para mi.
Me apetece tanto abrazarte, oír tu risa, sentir tus manitas en mi cara, tus caricias de cariño.
Tú, seguro que ya apenas me recuerdas, estarás pensando en chicas, en juegos de la play, en fooball.
¿Sabes’? a veces sueño que te veo por la calle y tu sales corriendo hacia mi y nos fundimos en un abrazo, entonces suelo despertarme con lagrimas en los ojos.
Bueno mi niño, solo quería escribirte para sentirte un poco más cerca de mi, aunque se que esta carta no la leerás como tantas otras que te he escrito.
Siempre me quedará la esperanza de pensar que mis pensamientos lleguen a convertirse en materia y se mezclen con los tuyos en algún momento de tu vida, y entonces pienses en mi, y te acuerdes que en alguna parte de este mundo existe una tal Bego a la que tu llamabas mama y que te quiere con locura.
¡Un besito cariño!
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