martes, 27 de mayo de 2008

UNA LLAMADA DE DESPEDIDA




Todo estaba muy oscuro, ella abrió la puerta y se adentró en la casa. Había hablado con su amiga hacia tan solo media hora. Parecía nerviosa al teléfono pero no dijo mucho, solo que había peleado con su novio y que nesitaba hablar con ella, que necesitaba verla lo antes posible.
Cuando llegó a la casa y se disponía a llamar al timbre se dio cuenta de que la puerta estaba abierta. No llamó, empujó la puerta lentamente y se adentró en la casa al tiempo que llamaba a su amiga ¡Maria, Maria ya estoy aquí! Pero nadie contestó, se dispuso a encender la luz y subir a la habitación de su amiga. Seguramente estaba encerrada en su cuarto y no la había oído entrar aunque por otra parte era extraño que la puerta de la casa estuviera abierta.
Subió la vieja escalera de madera que crujía como en las películas de miedo, crac crac, llegó arriba, la puerta de la habitación de Maria estaba abierta de par en par y la luz apagada.
Encendió la luz cada vez un poco más asustada y en ese mismo instante ¡uuufff! Sintió como una gran masa de frío traspasaba su cuerpo.
Su amiga yacía muerta en la cama y el frío que acababa de sentir era el alma de Maria al partir.

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